martes, 23 de abril de 2013

El "Metomentodo"


El "Metomentodo"

 Tenga cuidado, Licenciado, porque si no este Arnulfo le va a quitar la cátedra”.

   Lo anterior fue la  expresión de una de mis compañeras de clase en mis años de universidad  allá por el año de 1986.

   A pesar de ser un adolescente que comenzaba mis estudios universitarios, mantenía una actitud para con mis profesores no muy común en todos mis compañeros: Era  demasiado suspicaz,  lo cual me llevaba a tener dentro de la clase una actitud, en gran manera acuciosa,  motivada, quizás no tanto por mi inteligencia, sino que por mi curiosidad y vehemencia hacia una carrera que era todo una sensación para mí. Y efectivamente, a través de mi vida he tenido la enorme bendición de tener la oportunidad de estudiar  profesiones que son una delicia para mí, algo así como “un manjar servido en la mesa de mi vida” el cual me dispongo a comerlo, pero no solo eso, sino, a disfrutarlo, “saboreándolo” al máximo y eso incluye no solo degustarlo,  sino que también hacerme del conocimiento de su “modo de preparación”, “sus ingredientes”, “su proceso de cocción”, etc., etc. ¿Me entienden? ¡Pobre de mis profesores! Si yo era el joven dispuesto a disfrutar del banquete, mis profesores eran los chefs, los cocineros que se hallaban inevitablemente  sometidos a una tormenta de preguntas, cuestionamientos, proposiciones, objeciones, etc., etc.
   En el momento referido, era una asignatura llamada  “Teoría de la comunicación” la que estudiábamos. El profesor, muy amablemente contestó a la advertencia de mi compañera y haciéndole honor a la materia en estudio le explicó lo siguiente:
-“Señorita, efectivamente el joven es un metomentodo (palabra usada por mi profesor para encontrar una manera elegante de llamarme “metido”), un preguntón insaciable, un participante en la clase que por su perseverancia e interés en lo que estudiamos, asume una actitud que lo pone, de alguna manera, a la par de el profesor, si bien no en conocimientos pero sí en “aprietos”, ahora le explico: En el modelo más simple de la comunicación hay un mensaje, uno que lo emite (envía) y otro que lo recibe, (Emisor-Mensaje-Receptor). El problema de este análisis simple de la comunicación es que solo se interesa por lo aparentemente necesario, algo así como “yo doy la clase (Emisor), se la explico (Mensaje) y usted me escucha (Receptor)”  Pero, comunicación es algo más que eso porque al final de la clase yo podría preguntarles “¿me entendieron?” y si usted, aunque haya escuchado,  no entendió nada de la clase, entonces definitivamente hubo un emisor, un mensaje y un receptor, pero, ¡no hubo comunicación! Entonces,  yo solo puedo darme cuenta de si hay comunicación si ustedes participan preguntando, sugiriendo, objetando o aceptando la clase, a eso se le llama Retroalimentación, algo muy importante para la comunicación. Hay muchos más aspectos pero por el momento basta. Es algo así como la comida, si solo se la comen sin hacer ningún comentario, el cocinero no sabrá jamás si cocinó bien, o si le puso demasiada sal o la dejó completamente sosa, si estaba cocinada adecuadamente, etc.  Y ustedes estarán condenados a tragarse la comida como al chef le plazca cocinar. Si ustedes no participan en la clase estarán condenados a “tragarse” lo que yo les dé pero, con actitudes como las de este joven, si bien me ponen en aprietos a mí porque obligan al “cocinero” a hacer bien su trabajo, también se ponen en aprieto ustedes porque tienen que ponerle investigación, consulta, atención, interés y análisis exhaustivo a lo que yo diga y eso implica: INVOLUCRARSE. Se lo diré de una manera más sencilla: Si ustedes no se involucran sólo hay una de dos posibles realidades: O entendieron TODO  o, simplemente no entendieron NADA”.
   Me sentí relajado luego de escuchar semejante explicación. Efectivamente, mis intervenciones obligaban al profesor a hacer bien su trabajo pero también le ayudaban a identificar las debilidades y las fortalezas de la clase, así podía él, corregir las unas y potenciar las otras. Y en cuanto a mí, no me conformaba con lo que escuchaba en la clase, así que investigaba, estudiaba, preguntaba, cuestionaba, sugería, etc. En pocas palabras: Me involucraba.
   Pero ¿Qué con todo esto?

   La Biblia dice:

Apocalipsis 22:12: He aquí yo vengo pronto,  y mi galardón conmigo,  para recompensar a cada uno según sea su obra.
Proverbios 22:29   ¿Has visto hombre solícito en su trabajo?  Delante de los reyes estará;
 No estará delante de los de baja condición.
Eclesiastés 2:10:…  porque mi corazón gozó de todo mi trabajo;  y esta fue mi parte de toda mi faena.
1Corintios 15:58  Así que,  hermanos míos amados,  estad firmes y constantes,  creciendo en la obra del Señor siempre,  sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
2Juan 1:8  Mirad por vosotros mismos,  para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo,  sino que recibáis galardón completo.
Ezequiel 34:16  Yo buscaré la perdida,  y haré volver al redil la descarriada;  vendaré la perniquebrada,  y fortaleceré la débil;  mas a la engordada y a la fuerte destruiré;  las apacentaré con justicia.

   Entonces, hago mías las seis porciones citadas anteriormente por cinco razones:

1.-  Escribir:
   Para mí, escribir no es un trabajo, es una pasión, es una delicia. Y, si escribo de mi Jesucristo, el deleite es mayor porque me gozo en sus enseñanzas, así que hago mío Eclesiastés 2:10.

2.-  Hay un trabajo que hacer:
   Hay  almas perdidas y, muchas descarriadas, otras débiles y traumadas, así que hago mío Ezequiel 34:16.

3.-  Hay una motivación:
   Nuestro Jefe paga, revisa una vez más Apocalipsis 22:12 y 1Corintios 15:58.

4.-  Y ¡paga bien!
    ¿Recuerdas lo que escribimos del trofeo? Mi Señor paga bien a los que trabajamos con esmero en su obra, mira de nuevo Proverbios 22:29.

5.-  Pero…:
   Cierto…, hay una meta…  Pero, yo no quiero el trofeo del payaso (en la entrada titulada “El Trofeo” fue el pago al más tonto). Quiero el galardón de mi Dios y lo quiero completo pero, allí es donde hay un “pero”: debemos hacer bien nuestro trabajo.  Analiza detenidamente 2Juan 1:8.

  ¿Entienden el por qué de tanta historia? ¿Entienden el por qué de tanta explicación?
   Necesito…, debo… ¡quiero hacer bien mi trabajo! Y solo lo podre hacer si puedo explicarme y ustedes pueden entenderme pero ¿Cómo saber si me entienden?
  Gracias a mi Señor este blog está creciendo con la ayuda de ustedes (por cierto, sigan difundiéndolo y promocionándolo con sus familiares y amigos, recomiéndelo a todos sus contactos); sin embargo, no he recibido muchos comentarios excepto algunos de manera personalizada a los cuales le daré respuesta en la próxima publicación

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    No, no me malentiendan. No es reclamo, es solo que, ¿recuerdan lo que dijo el profesor? Si no se involucran, o lo entienden todo o no me entienden nada y eso, ¡sí me preocupa! ¡Quiero el galardón completo!
   Y como recompensa, les prometo que respuesta siempre tendrán aunque sea como en la siguiente historia:


   Un renombrado  predicador (Jorge Whitefield) predicó muchas, pero muchas veces sobre el texto que dice:
“Os es necesario nacer de nuevo.”(Juan3:7),
   Este predicador  había predicado tantas, pero tantas veces de lo mismo  que una persona de su auditorio indignada y aburrida le preguntó: “¿Por qué predica usted tanto sobre el mismo texto?”
   Y la respuesta que el predicador le dio fue la siguiente:
 “Porque…, OS ES NECESARIO NACER DE NUEVO.

  ¿Por qué lo digo?

   En la publicación titulada “Despistado” hay un elemento “homilético” incluido intencionalmente. Insisto que es un elemento “homilético” porque el mensaje está correcto pero falta un elemento importante dentro de todo discurso: Mantenerse dentro del tema. Lo hice de manera intencional y nadie me lo  ha reclamado, nadie me ha dicho nada por haberme desviado del tema. Es más, creo que ni se dieron cuenta pero…, pendientes que próximamente aclaramos el asunto…

   Por ahora, lo más importante:

    Recibe a Jesucristo en tu corazón hoy


 ¿Quieres hacerlo? Tan solo dile a Jesús: 

   " Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único y suficiente salvador personal. Creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar a su hijo a morir en mi lugar. Gracias Señor Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús he orado. Amén.

   Bienvenido a la familia de Dios.

   Ten en cuenta lo siguiente: 

   “Yo, sólo espero poder ser bendición en tu vida pero Cristo, espera que le demos la Honra y Gloria siempre a Él. Recuerda que, sin Él, no somos nada.”

   Espero tus comentarios, aunque no te conozca... Pero, si te has decidido por Cristo: ¡NOS VEMOS EN EL CIELO!
   ¡Bendiciones!
   “A ti sea la Honra y Gloria, Señor Jesús"
un servidor: arnulfo deras 



1 comentario:

  1. Hola amigos, en este espacio que se abre al dar click en donde dice "comentario" o "no hay comentarios" alli es donde pueden dejar sus comentarios y preguntas. Aun los sigo esperando. Bendiciones.

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